-Me hiciste daño, eso lo sabes bien. ¿Y de que hablo? también lo sabes. Tú querido, sólo tú, sabes que pasó. Yo apenas conozco la mitad de la historia (sólo he jugado la mitad de la partida), el principio y el final. Como me engañaste, como me destruiste. Pero eso, eso Ángel, tú lo sabes. Tú sabes que pasó, qué hiciste, que me has hecho... YO sé que te haré, que pasará. Supongo que juego con ventaja querido. Yo te hablo cuando quiero, yo juego contigo cuando quiero. Yo hago lo que quiero, cuando quiero y porque quiero. Porque estoy muerta, porque TÚ me mataste. Y no me importa, ya no me importa nada. No te siento, y quizá por eso mi venganza se hará larga. No siento resquemor alguno, ni impaciencia, ni dolor... ah! pero ¡qué bien miento! Sí, me equivoco, sí siento. Siento como me temes, siento como me tienes... ¿pena?, sí pena, pero ¿por ti o por mí?. Por ti desde luego, ¿cuándo has pensado en mí? no ibas a empezar ahora... No, ahora ya sería tarde para empezar. Pero es mi hora, y ¿sabes? pronto te arrepentirás de no haberme querido, es más, no es eso, te arrepentirás de haberme mentido. De eso, sólo de eso. Yo no puedo elegir a quien amas, eso no; lo sé. Pero puedo elegir mi destino, y lo siento cariño, también el tuyo. Aquel 15 de febrero se marcó tu historia, quizá tu error simplemente fue conocerme (y equivocarte conmigo).
-Tienes tanta razón Alma. Yo sé que quedó en el camino, sé que cambió en la historia. Sé que te maté, de pena, de miedo, de tristeza, de dolor... DE AMOR. Sé que me quisiste, y sé que me odias. Sé también que te arrepientes de haberme conocido, porque te he hecho daño, porque te he destruído. Sé que mis palabras me costarán caras. Pero siempre hemos hablado tan claro... ¿Porqué cambiar ahora?. Sé que no sientes pena por mí, sé que disfrutas con todo esto. Lo sé, se que en el fondo te duele, que te traspasa cual navaja de doble filo, lo sé porque aún te importo. Porque aún hay algo dentro de ti, que te une a lo que sentiste. Pero no importa, ya no. Sé que pronto se disolverá esa fina línea que te une conmigo. Lo sé y no te tengo miedo... en fin, supongo que yo también soy un maestro mentiroso. Te temo, y tú me amas, lo sé. Lo sé porque te conocí. Me amas y me odias por ello. Pero pronto acabará. Pronto dejarás de sentir cariño o afecto, pronto se disolverán tus dulces sentimientos. Y entonces de verás desearé haber muerto. Pero lo haré pronto, eso también lo sé.
Pero en algo te equivocas, querida, mi error no fue equivocarme contigo, mi error pequeña, fue haberme ido. Y si miras dentro de mí sabrás que no te miento.