domingo, 28 de agosto de 2011

Confesiones que dicen duele


"Alzheimer".
La palabra resonaba en mi mente embotándome los sentidos. La cabeza me pesaba y sentía, ahora más que nunca, la presencia de un mundo que no era el mío.

Ángel se estaba muriendo, acercándose lentamente a mi hilarante mundo de cosas sinsentido y visiones espeluznantes. Ahora, era más consciente que nunca, de que su vida pendía de un hilo, y que cada segundo que él desperdiciaba conmigo , era un segundo que perdía de su valioso tiempo.

-¿Porqué no dices nada?- me implora Ángel entre lágrimas.

Yo no puedo evitar tragar saliva, si es que aún tengo saliva. Me siento rígida y flácida al mismo tiempo. En estos momentos, desearía tener el consuelo de las lágrimas, ser capaz de sentir un dolor más mitigado que éste. Poder quizá, rasgarme la piel en busca de un dolor más lacerante aunque llevadero. Me duele el alma.

-Porque te quiero demasiado para no tener suficiente miedo- le aclaro.

Me acerco a él lentamente, acariciando su rostro, a modo de consuelo. Sé que él no puede verme, no obstante, soy consciente de que es capaz de sentir cada célula de mi cuerpo etéreo.

-Siento haberme ido Alma- me mira un instante algo más tranquilo- pero tenía miedo- se escusa- sé que no tenía derecho. Te amo, aunque lo olvide yo, recuérdalo tú, ¿quieres?- me pregunta.

Era consciente de lo mucho que le dolía confesarme todo aquello.
Era incapaz de reconocer su situación y sentirme identifica.

¿Cómo podía haber sido tan sumamente idiota?, yo, tenía toda la vida por delante y la había desperdiciado pensando que él era un cretino. ¡Qué estúpida! y no obstante, la vida (o la muerte) me había dado una segunda oportunidad; una oportunidad, de volver a amarle.

-¡ Cállate! y bésame- le supliqué.

Él se acercó a mi, como si supiese exactamente donde posar los labios. Después, se detuvo a escasos centímetros de mi boca, para decir:

-¿Seguro que quieres esto?

Yo no dije nada, sólo podía pensar en él. Amarlo a él. Así, me acerqué, salvando la escasa distancia que me separaba de él, fundiendo mi boca con la suya, como aquella primera vez hace ahora demasiado tiempo. Sintiéndome viva y haciéndole renacer por unos instantes a él.

Era consciente, de que mi amor no tenía límites, y que eso, me daría fuerzas para seguir con él, incluso, más allá de la muerte.

**Nota de autora: Siento que le pase esto a Ángel, pero llegó un momento en que por algún motivo, tuvo que ser así. Después quise borrarlo, pero Ángel ya tenía su historia, y Alma un pasado desconcertante unido a el de él.
A veces, una cuando escribe, no puede evitar pensar que" no es justo" y que "no tenía porqué ser así", como en la vida. Hay circunstancias que lo cambian todo...

miércoles, 17 de agosto de 2011

Desaparecer (Kiry)


"A veces uno no quiere "remover la mierda" y sin embargo, el mundo o las tentaciones a las que acabamos sucumbiendo, nos empujan irremediablemente a tirar de la lengua y recordar todo eso que en su día nos hizo daño.
Creo que no puedo evitarlo, a fin de cuentas, aprendí lo que era el amor al sufrir los desamores. Después, todo dejó de tener sentido, excepto yo como "personaje" de este mundo de títeres.

Dorian hoy ha estado ensimismada. Sus palabras apenas han rozado un hola, al despertarme y después, sumida en unas cavilaciones que ni yo, siendo su mejor y único amigo (el único conocedor de esos sentimientos que tiene, y que como parte de su especie, no debería tener) he logrado entender, se ha desmoronado quizá al recordar algo que a mí se me escapa.

Lo extraño, es que me gustaría preocuparme por ella, consolarla quizá, no obstante, la soledad me carcome y hoy, preferiría disfrutar de ella y esos gritos que me atrapan y me hacen sentir endeble.
Resulta, espantoso verte envuelto en un hilo de pensamientos incongruentes y sinsentido, y después, esperando el grato consuelo de Dorian (que sé hoy no vendrá), no encontrarte nada. Una Dorian echada a perder, más patética que nunca.

A veces, en días como estos, siento que no podría dejar de odiarla.
Ella, sumida en una tristeza de la que nunca parece regresar del todo; tristeza que poco a poco le arrebata esa esencia que la hace única... pero no, sin embargo, a pesar de ser miércoles, y este echo producirme un pavor inmenso, no puedo dejar de sentir una insaciable ternura hacia ella.
No amor, ternura.

La locura de los miércoles, no obstante, me hace pensar que quizá la ame, o que jamás haya conocido el amor. Un engaño patético, tras conocer a Lili, ¿quién no iba a amarla?
A veces dudo de que ese desamor tan intenso, no fuese sino obra de un miércoles o en su defecto de un bochornoso viernes.

Me gustaría volverme y preguntarle a Dorian por sus tristezas, y así, obviando sus penas, olvidar las propias. ¿Pero qué penas me embargan si al fin y al cabo lo único que no puedo evitar es pensarla? ¿Qué penas si ella que no puede amar y me ama y yo que puedo, no quiero hacerlo?

Hoy desearía desaparecer del mundo.

Sumirme en un coma profundo, en el cual no envejecería, y despertar años después, a sabiendas de que todo lo que me rodea a sucumbido, incluida Dorian, y que mi presente no es sino pasado futuro. Despertar en un mundo que no tenga nada que ver con este. Despertar en un mundo en el que yo ya no sea yo.

Hoy quisiera despertar después de todo".

viernes, 12 de agosto de 2011

Secretos (parte II) (Frío)


-¿Cómo me has encontrado?- pregunto sin apartar los ojos de la copa.

Una gota cristalina se desliza por el vaso, desparramándose por la mesa, cual savia de árbol. Así me siento.
Mi vida, hilvanada desde hace diez años con sutiles hilos dorados, va desmoronándose poco a poco; desplomándose la férreas paredes de mi coraza... soy la gota que colma el vaso:

-Eric me ha dicho cómo encontrarte- suspira- en realidad ha dicho: "busca en cualquier tugurio. Si hay putas mejor", Ebie se ha ofendido un tanto, claro que Eric no sabía que eras un antiguo cliente y entonces pues...

Por primera vez Elizabeth habla atropelladamente, como si no supiese qué decirme o como hacerlo; yo ni siquiera la escucho.

La veo pedir una copa, después, con el Gin Tonic en los labios, me mira:

-¿Qué tal estás?

Su pregunta me pilla desprevenido, así, contesto sincero:

-Mal- suspiro y pego otro trago- no lo soporto... Fue Eric quien lo destrozó todo, él quien mató a Mark. No soporto su ridícula disciplina, su manera de pronunciar mi nombre "¿Dave?"- sonrío mientras las lágrimas recorren mi rostro- ¡Como si aún no hubiese notado que hace más de una década que no tiene hermanos! ¡Como si aún pensase que realmente no soy capaz de matarlo!...

-Mark...

Elle posa su mano en mi ante brazo, mientras con una profunda mirada me arrebata el sentido. Sus ojos aparecen descarnados por las ojeras, sin duda porque ha estado llorando:

-...Mark- repite- nadie obligó a tu hermano, a Mark, ha hacer lo que hizo...

-¡Eric le obligó!- grito

El pub se encuentra casi vacío.
El tío de la barra (Henry a juzgar por la chapa de la solapa) nos mira enfurruñado, no obstante no dice nada. Le sostengo la mirada hasta que una mujer rubia y en exceso maquillada le pide un cigarrilo y una copa de ron blanco:

-¡No!, Eric ya ha pagado su culpa, ¿no crees que es bastante doloroso perder a un hermano?, ¡claro que se siente culpable joder! Mark murió por las drogas y fue él el que le incitó a probar. Eric se muere por dentro... pero ¿qué coño te pasa imbécil?- me espeta- ¿acaso crees que cambiándote el nombre vas a morir tú en vez de él? ¡que te jodan joder!, Mark está muerto, ¿vas a dejar que Dave muera con él?

Jamás la había visto así...

Elle se levanta y se da media vuelta. Yo voy tras ella cogiéndola por la cintura. Ella no se aparta, se gira y me abraza, mientras, como una niña endeble, solloza en mis brazos.

-Lo siento- le susurro al oído

Ella se deja acunar, mientras me repite constantemente que lo siente.
Aparto mechones rojizos y mojados de su rostro, me acerco a ella y la beso en los labios, suavemente, dulcemente, como si sus besos fueran una canción capaz de serenar mi alma:

-Escúchame bien mi amor- le digo, apartándome un poco de ella, pero aún abrazándola- te quiero. Nunca he tenido nada más claro que esto. No sé como, pero parece ser que tú me quieres a mi, y te juro que aún estoy intentando creerlo- esboza una sonrisa- TE QUIERO- repito- haría cualquier cosa por ti.

-¿Cualquier cosa?- pregunta. Yo asiento sin dudarlo un segundo- ¿morirías por mí?

-Moriría por ti una y mil veces- le aseguro

-¿Si te pidiese que te pegases un tiro, lo harías?- me pregunta

-Sin dudarlo un instante. Si tú pidieses mi muerte, sin duda me arrebataría la vida. Si me pidieses distancia, me alejaría corriendo- lo pienso un instante y después añado- en realidad me iría en cuerpo, pero jamás, y fíjate, soy capaz de utilizar un jamás y un para siempre... jamás me iría del todo, te pensaría para siempre.

Acerca sus labios a los míos y vuelve a besarme. Sus ojos destilan alegría y amor:

-Te amo Mark- ella también se toma un tiempo para pensar, después, con una sonrisa enorme en los labios añade- en resumen, estar contigo significa que preferiría morir antes que estar sin ti. Amor, y ya no me da miedo admitirlo, AMOR, tú me has devuelto la vida...- después, me mira maliciosa- aunque eso cariño, no quita, que voy a pedirte dos cosas.

-¿Qué cosas?- pregunto curioso.

-La primera, y no es discutible- me advierte- es que hables con Eric, que para algo es tu hermano...

Yo la observo con los ojos abiertos, después, tras un largo silencio pregunto:

-¿Y la segunda?...

Lo piensa un instante, después, hace acopio de valor y tímida pregunta:

-¿Puedo llamarte Dave?


***

Nota de autora: Siento que la entrada sea tan larga y desconcertante. Acabo de venir de unas largas y estimulantes vacaciones que me han dejado bastante saturada con el blog. De todos modos quería escribir esto. Lo explicaré con más detalle (prometido) cuando Eric y Dave (Mark) hablen. Muchas gracias y espero que os guste! :)