domingo, 24 de julio de 2011

Así fue como nos reencontramos... (alma)




-Gracias...

Ángel suspira casi con dolor, como si mis caricias hiciesen hervir su sangre y le provocasen un insoportable dolor de cabeza.
Sus ojos miran perdidos el infinito, una vez más como si estuviese ciego y perdido. No obstante, su mirada, inquisitiva, siempre audaz, sé por su intenso brio, jamás perderá el rumbo:

-¿Porqué?- pregunto sin indulgencia alguna.

Analizo la situación, mientras él piensa su respuesta.
Allí, sentada en el suelo de su piso, los dos, juntos compartiendo concidencias y anhelos, como cuando yo aún vivía.
Mis ganas de matarle, que mueren con cada latir de su corazón; y mis ganas de vivir, que aumentan con cada silencio del mio. Él y yo, perdidos en el infinito de su locuaz locura y de mi incansable sed de él. Él y yo "como antaño" o casi.

-Porque no me duele...- reposa la cabeza en la pared y girando la vista hacia donde yo me encuentro, prosigue- pensé que me dolería, que sentiría frío, miedo... pero ¡no! me hace bien, me hace... sentir vivo- dice entre susurros- es como si aún estuvieses...

-...Viva- termino yo- pero no lo estoy.

La risa pugna por salir de mi boca.
Yo la retengo, mas me es imposible no reir por un instante. Ángel me observa, atónito (hacía tiempo que no reía). Después no me contengo, expulso el aire de mi garganta dejando flotar cada nota (alta-baja) de mi risa.
Pronto siento el aire inflarse y llenarse de tonos amarillo-rosáceos; inundarse la sala de un aplomo plomizo causado por mi risa. Soy tan feliz...

-¿De qué te ríes?- pregunta él aún sorprendido, mas con una sonrisa en los labios.

Yo le miro un instante, después, completamente absorta, completamente ensimismada por su sonrisa (la suya, la que me pertenecía, la que tanto he añorado...) le contesto:

-De que me siento mucho más viva que antes- le digo impavida, sin poder ocultarle la verdad.

Él también ríe gozoso, durante un breve instante mágico y subrealista:

-Me da miedo...- me confiesa sin pensar.

-¿El qué?- respondo yo.

-La muerte- me dice- ¿duele? ¿lo pierdes todo?- susurra, con los ojos anegados en lágrimas

Se me hace un nudo en la garganta.
Lo veo a él, frío e inmovil en el asfalto chorreando sangre. Lo veo a él donde debería encontrarse mi cuerpo.
Muevo la cabeza frenéticamente intentando, espantar los fantasma de ella. Después, ya tranquila, respondo:

-No, yo te recuperé a ti...

Lo miro a los ojos y sé, sin saber como que él me siente, que sabe exactamente dónde estoy, que hago, quien soy... Esa sensación ingrávida es la que me da fuerzas para seguir adelante, y confesar lo que inevitablemente él ya sabe:

-...Te quiero.

Él acerca su mano hasta mi, esperando que yo la tome. Lo hago:

-Lo sé ¿sabes?- dice llorando, sin poder retener las lágrimas por más tiempo- lo que más me duele es que yo también te amo.

6 comentarios:

Dark or light dijo...

Es muy tierno. Pobre ángel... Aunque aun no parece haberla perdido.

emperatriz de sueños dijo...

Gracias :)
En realidad los dos se aman. Pero Ángel la dejó, y ella se suicidó para vengarse (tienes el resumen en la pestaña :D), lo que ella no sabe es que no fue porque no la quisiese, si no porque tiene un secreto jeeje
Pero sí, en el fondo ninguno de los dos se ha perdido (al menos no del todo)

Dark or light dijo...

Ok, ya me he leído las pestañas. Es muy triste la historia, aunque un poco precipitado suicidarse.

emperatriz de sueños dijo...

jajajaj es una cosa de locos! pero me gusta, no sé, quería escribir sobre el amor más allá de la muerte :)

Dark or light dijo...

Si, esa es una manera preciosa de describir al amor, que ni las fronteras del mas aya lo paran ^^

emperatriz de sueños dijo...

Para mi el amor es más intenso que todo, incluso que la muerte :)