Nos sentamos en el banco donde Ebie y yo nos conocimos, una noche hace ya tantos años.
Allí, sentada en el mismo lugar donde ahora me encuentro, vi a la mujer más hermosa que jamás había visto. Me la quedé mirando, con los ojos abiertos como platos y la boca colgando.
Ella me observó a mi, con su corta falda negra, enseñando sus largas piernas, escote y los labios rojos carmín.
Una niña convertida en mujer.
La veo acercarse a lo lejos, con esos andares de prostituta elegante, que ya desde joven se traía.
No se inmuta, no corre. Ella tan elegante y sexual (sí sexual y no sensual) como siempre.
Ella es el sexo en persona, y ya desde pequeña sabía que ella había nacido para ser puta.
Y así lo decía ella, así le gustaba decirlo, con todas las letras, porque le gustaba ser lo que era, porque sabía quien era y decirlo, así con todas las letras, le hacía sentir que lo que hacía era importante:
-¿Preparado?- le digo a Mark
Él mira nuestras manos entrelazadas, y después asiente:
-Preparado- dice tragando costosamente la saliva.
Yo me río gozosa "pensar que conocer a Ebie pueda darle miedo... aunque pensándolo bien... ¡es lo más terrorífico que existe!". Me vuelvo a reír.
Veo a Mark intentando abrir la boca, no obstante ya es demasiado tarde. Ebie, me sonríe:
-¡Elle cariño!- me abraza, aún sin posar la vista en Mark- ¿qué tal en París?
Sé por como me mira, que no espera respuesta; espera que presente a Mark para poder mirarle por vez primera. Ebie y sus ritos...
-Ebie, este es Mar, Mark esta es Ebie.
Ella se gira entonces, con una sonrisa que acaba por helársele en el rostro. Mark sonríe de oreja a oreja.
-Tú...- susurra Ebie
-¿Os conocéis?- pregunto sorprendida.
-¡Hijo de puta! todavía tienes que pagarme- suelta, después empieza a contar mentalmente- ¿cuanto hace de ello...- le fulmina con la mirada-... seis años?
-¿Ves cariño? todavía me recuerdas- Mark sonríe- ¡Y con qué precisión!
Ebie se ríe con él.
Yo espero, completamente perdida a que mi parej... a que Mark me explique lo que ocurre. No lo hace.
Así poso mi mirada en Ebie, la cual prosigue:
-Bueno, ¡no importa!, por ser tú te lo cobraré con otro polvo...- la veo mirarme de reojo, mientras yo la fulmino (tal y como me enseñó ella) con la mirada- está bien, por ser tú Elle, no le cobraré. Sí cariño, me acosté con tu chico alguna que otra vez... ¡no me pagó ni una!, pero bueno... olvidémoslo...
De pronto pone los ojos en blanco. Después, aflora una sonrisa a sus labios:
-He invitado a alguien más- me mira- ya os conocéis, aunque no tan bien como he tenido el placer de conocerle yo. Os aseguro que vuestro viaje a París no ha sido lo único guar...- me mira cortándose en medio de la frase. Ebie, siempre "tan" Ebie- divertido que ha pasado por estos tiempos.
-¿Quién es?- le pregunto curiosa.
Ella escruta con la mirada el horizonte:
-Allí está- señala sonriente.
Ebie, es fantástica. Ella, tan mujer y tan niña al mismo tiempo.
Cuando la conocí, no vi si no una mujer hermosa, con un cigarrilo en la boca y un negocio entre las piernas, no obstante, gracias al tiempo (y a una paciencia que no sé de donde saqué) pude ver, entre las ropas que ella después se quitaría, a una mujer no sólo hermosa si no aún aniñada que hacía sentir que el resto también era importante.
Eric, se acerca.
-Hol...
Eric mira a Mark, Mark mira a Eric... ambas miradas dicen más de lo que pretenden.
Un secreto que se esconde, una historia que lo oculta, una mirada que lo desvela...
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Nota de la autora: Siento haber escrito una entrada tan larga, pero ya va siendo hora de descubrir algo más del pasado de todos ellos :) Espero que os guste! ^^