miércoles, 27 de abril de 2011

Ebie



Descorre la cortina, y después, con un cigarrillo sin encender en los labios, se tumba en el suelo.

Su rubicunda melena se esparce por el suelo, como la cola de un ave real, y ese áureo color resplandece, bajo las sombras del bajo techo.

Junto a ella, sentada con la piernas entrecruzadas, y la mirada perdida, se encuentra una mujer.

Su cabello, largo y negro, recuerda a la más oscura de las noches, mas sus pétreos ojos azules, la convierten en una mujer concisa, cuya alma resplandece como los cabellos de la hermosa mujer que la acompaña.

Incluso mirarlas duele.

Un atisbo de recelo se adueña de los ojos escarchados de la mujer de cabello oscuro, una sonrisa oscila en sus labios mas ésta rehúsa salir:

-Sólo un enamorado mira el cielo- agacha su cabeza, dejando caer su cabello en cascada sobre el rostro de Elizabeth- dime pequeña, ¿quién es ese que te hace mirar las nubes?

Ella aparta la melena de su compañera de su rostro, después se incorpora y tira el cigarro al suelo, como si la colilla se hubiese consumido, mas éste aparece intacto. Ni siquiera lo ha encendido.

-Ni yo lo amo a él, ni él me ama a mí. No me pertenece, no le pertenezco...

La mirada de su amiga interrumpe su perorata.

Los pensamientos de Elizabeth, vuelven al caudal del río, y mientras, lloviznando en su cabeza aparece Mark (Mark, Daniel, Mark, Daniel...) De pronto una voz le devuelve a la realidad...

-Ni Dan era un ángel, ni tu una esclava. Recuerda bien mis palabra Elle, tú eres una mujer y él un hombre, déjate ya de lamentarte de ti misma (porque hace tiempo que dejaste de lamentarte por Daniel) y empieza a vivir de una vez por todas. Mientras tanto, no seré yo quien recoja los pedacitos de tu corazón. Ahí tienes las tiritas, tú decides si vendarlo. Eso sí, siempre serás muy puta... y que no te cueste admitirlo querida. Hace tiempo, que acostarse contigo es sinónimo de sucumbir a tus encantos.

Elizabeth reniega con la cabeza, rechazando las palabras de su amiga Ebie. Después vuelve a tumbarse en el suelo y se ríe (como hacía tiempo que no hacía). Su amiga la observa...

"Pobre tonta, algún día se dará cuenta del significado de la palabra amor. Atracción, Miedo, Orgía, Ruptura..." y tras tan lóbrego pensamiento, es Ebie la que ríe desenfrenada hasta quedarse apenas sin aire.

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