lunes, 11 de abril de 2011

Conciencia


"Hoy estoy especialmente...¿ sensitivo?, casi resulta extraño.
Una mañana te despiertas, y de pronto la vida tiene sentido.
Las flores color, los olores gracia, el café (ja! el café, esa sí que es buena. Maldita maravilla, importada desde los lares de la más absoluta felicidad. Café, café, café) buen sabor.
La vida parece casi maravillosa. La manzana, (¡ai mi querida manzana!) hoy sabe jugosa"

"Elizabeth. ¿No ves la diferencia? ella ha entrado en tu vida (y por la puerta grande).
Ha redecorado la casa a su antojo y tú has quedado encantado, prendido de sus encantos.
Y no tiene solución, no creas (no tienes solución) te has vuelto loco; loco por ella. Y eso te hace feliz. ¡Estás perdido majo!"

Aparto, de manera casi inconsciente a mi conciencia de en medio, empujándola con la mano, como si así pudiese hacer que se desvaneciese en el aire. Como si por ende, su peso se borrase en el tiempo. Mas me temo que tiene razón.

Elizabeth, siempre Elizabeth.

"No sé si es amor, conciencia, pero es felicidad, de eso puedes estar seguro.
¿Y qué si soy un loco por querer ser feliz? ¿Y qué si me he cansado de ser un temerario? ¿Y qué si decido civilizarme de una vez? ¿Y qué si decido ser bueno?"

"Vuélvete loco, deja las motos, deja el sexo, deja las drogas, deja el barullo, deja el ambiente, deja de comportarte como un auténtico imbécil, deja de fumar, deja de salir por la ventana de las casas de mujeres casadas.
Deja de ser GIACOMO CASANOVA. Deja de interpretar a SHAKESPEARE y hazme caso."

"¿Qué te haga caso? si aún no me has aconsejado nada, ¿qué se supone que pretendes?"

"Querido Mark, yo sólo soy tu conciencia, así pues preguntate, ¿qué pretendes tú?"


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