lunes, 26 de septiembre de 2011
La pequeña aprendiz de puta (Frío)
Había hablado con Ebie, llegando a la inevitable conclusión de que era hora de ser realmente peligrosas, como en nuestra "otra" vida. Innegables, imposibles.
Domar el mundo y después despojarlo de cualquier vestidura, dejarlo en cueros, maniatarlo y censurarlo con lenguaje salvaje. Destruir las emociones, y devolverles la sutileza del salvajismo. Eran momentos, difíciles; hora de tomar medidas drásticas, y no llorar por si todo salía peor de lo que ya estaba.
Era, absurdo pensar, que todo seguía igual.
Entonces, Daniel había muerto, y yo me había dejado morir con él. Ebie, me miraba de reojo, con pena, y a pesar de ser nuestro pequeño tabú, ésas miradas me confesaban un amor prohibido, que yo en realidad jamás ignoré y perdone a su muerte. Daniel, era mi ideal y yo su fantasmal recuerdo.
Ahora, todo estaba estúpidamente truncado. Me había enamorado, había conferido a la vida una oportunidad que yo misma me había negado darle, y ahora me costaba tanto procesar. Pero le amaba, y Ebie, pese a su clase y su fatalismo a la hora de admitir que era tan cándida como yo en un principio, amaba conmigo. No a él, por descontado, mas sí a un Daniel imaginario, en la piel de un Eric real.
Ebie, me miró a los ojos, con sus penetrantes ojos claros perforando mi boca, como si debatiese el besarme o no. Después frunció las cejas y relajó la cara, añadiendo a su vez lo que yo ya sabía:
-Es hora, de hacer cuanto sabes Elle...
Asentí sin proferir palabra, demasiado cansada para volver a la misma impavidez de siempre, mas demasiado abatida como para negar, que nuestra sensualidad, sería el arma, para reunir a Dave y a su hermano.
Ebie se paseó por la sala, contorsionando un trasero enfundado en una falda negra, que haría las delicias de cualquier hombre, que fuese lo suficientemente digno y rico como para pasarse por sus demasiado costosas nalgas. Sus andares eran los de una elegante puta, con un deje perverso en cada taconeo que daba, mas pese a todo, cuanto hacía ahora, lo hacía por amor:
-Yo me encargo de Dave- dije refiriéndome al amor de mi vida.
Ella asintió sin decir palabra, mientras, pegaba una calada a un cigarrillo que recién encendía. Aspiró el humo, con la boca, expulsándolo poco después:
-Esto tiene que salir bien Elle- me aseguró- Sabes tan bien como yo que no vamos a reunir a esos dos mamarrachos, con la delicadeza con la que tú tienes " a mal" de tratarles- suspiró y después con una sonrisa dijo- sabes tan bien como yo, que a los hombres no se les convence con el estómago, como mal comentan por ahí, es lo que esconde ésta falda negra debajo, lo que convence a cualquier hombre demasiado incauto, y tú Elle, siempre fuiste mi pequeña aprendiz...
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2 comentarios:
Cierto andy-dy, el titulo un poquito fuerte xDDD pero esta genial el capitulo ^^
Gracias Pat-pat :) a veces una mujer tiene que hacer lo que tiene que hacer... otras simplemente, basta con saber que se es lo suficientemente mujer y en este caso lo bastante puta, como para querer e intentar arreglarlo, cueste lo que cueste. En realidad tanto Ebie como Elle quieren ser felices, como sea...
En realidad no sabes lo que se equivocan (aún quedan cosas por desvelar. Y respecto a mí, aún me quedan cosas que descubrir de los personajes) besazos ^^ Gracias por comentarrrr
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