Su piel es fina y suave.
En mis manos aún queda impregnado el tacto de su sedosa carne. En mis ropas, retenido, el dulce aroma de sus besos, y en mi ser la fragancia de su su porte.
Ella observa la ciudad desde su ventana.
Sus ojos parecen perdidos, como lo he estado yo.
Su cuello parece palpitar bajo su cabellera rojiza...
Todo su cuerpo parece pura sensualidad, como si hubiese sido hecha adrede para tentar al hombre débil :"como yo" se dice
Cuando mi mano toca su esbelto cuello, su labio tiembla. Su fachada bien construida parece tambalearse en un efímero segundo, después impasible se gira. Me besa en la boca:
-No deseo que este día acabe- Le digo, sorprendiéndome de mis palabras
Sin embargo no añado más, espero a que cavile, a que piense en su siguiente paso.
-Siempre me han hablado de los cuentos de hadas. Parece demasiado lejano, pero... siempre me he creído una princesita, no lo soy, eso lo sé, pero he necesitado ilusionarme demasiadas veces. Hoy quiero escribir un cuento Mark; un cuento que perdure en nuestra mente, pero que finalice a media noche. La luna nos unió y la luna nos separará, ¿no crees que suena bien?
-Cada vez me sorprendes más "princesa" - Ella sonríe- ¿Qué propones?
-Vas a regalarme una magnífica noche con esos 23 euros que tienes en la cartera, no es gran cosa, pero estoy segura de que harás de la de hoy la mejor de mis noches.
Ella se aleja con paso decidido, encaminándose a su alcoba.
-¡Espera un segundo!
Ella impasible y hermosa se gira, concisa y exuberante.
-¿Has mirado en mi cartera? ¡No puedes hacer eso!- Le imploro
Ella sonríe y después añade:
-En realidad puedo hacerlo y por eso lo he hecho.
Se acerca a mí con sus pasos de felina, su naturalidad es tan extravagante... Suspiro
-Espérame, volveré...
Después se retira a su cuarto : "como si nada hubiese pasado" pienso.
Deshago la idea con un leve giro de cabeza y después me siento. A esperar.
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