"Alzheimer".
La palabra resonaba en mi mente embotándome los sentidos. La cabeza me pesaba y sentía, ahora más que nunca, la presencia de un mundo que no era el mío.
Ángel se estaba muriendo, acercándose lentamente a mi hilarante mundo de cosas sinsentido y visiones espeluznantes. Ahora, era más consciente que nunca, de que su vida pendía de un hilo, y que cada segundo que él desperdiciaba conmigo , era un segundo que perdía de su valioso tiempo.
-¿Porqué no dices nada?- me implora Ángel entre lágrimas.
Yo no puedo evitar tragar saliva, si es que aún tengo saliva. Me siento rígida y flácida al mismo tiempo. En estos momentos, desearía tener el consuelo de las lágrimas, ser capaz de sentir un dolor más mitigado que éste. Poder quizá, rasgarme la piel en busca de un dolor más lacerante aunque llevadero. Me duele el alma.
-Porque te quiero demasiado para no tener suficiente miedo- le aclaro.
Me acerco a él lentamente, acariciando su rostro, a modo de consuelo. Sé que él no puede verme, no obstante, soy consciente de que es capaz de sentir cada célula de mi cuerpo etéreo.
-Siento haberme ido Alma- me mira un instante algo más tranquilo- pero tenía miedo- se escusa- sé que no tenía derecho. Te amo, aunque lo olvide yo, recuérdalo tú, ¿quieres?- me pregunta.
Era consciente de lo mucho que le dolía confesarme todo aquello.
Era incapaz de reconocer su situación y sentirme identifica.
¿Cómo podía haber sido tan sumamente idiota?, yo, tenía toda la vida por delante y la había desperdiciado pensando que él era un cretino. ¡Qué estúpida! y no obstante, la vida (o la muerte) me había dado una segunda oportunidad; una oportunidad, de volver a amarle.
-¡ Cállate! y bésame- le supliqué.
Él se acercó a mi, como si supiese exactamente donde posar los labios. Después, se detuvo a escasos centímetros de mi boca, para decir:
-¿Seguro que quieres esto?
Yo no dije nada, sólo podía pensar en él. Amarlo a él. Así, me acerqué, salvando la escasa distancia que me separaba de él, fundiendo mi boca con la suya, como aquella primera vez hace ahora demasiado tiempo. Sintiéndome viva y haciéndole renacer por unos instantes a él.
Era consciente, de que mi amor no tenía límites, y que eso, me daría fuerzas para seguir con él, incluso, más allá de la muerte.
**Nota de autora: Siento que le pase esto a Ángel, pero llegó un momento en que por algún motivo, tuvo que ser así. Después quise borrarlo, pero Ángel ya tenía su historia, y Alma un pasado desconcertante unido a el de él.
A veces, una cuando escribe, no puede evitar pensar que" no es justo" y que "no tenía porqué ser así", como en la vida. Hay circunstancias que lo cambian todo...